Todo empieza por una venganza... Un nuevo trabajo, una nueva vida cimentada en la noche, un nuevo objetivo, la otra cara de su persona... Dinero, alcohol, drogas, sexo, hombres, stripper. Un mundo en el que nuestra protagonista estará metida solo y únicamente por una razón: Vengarse y encontrar la felicidad.















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domingo, 26 de diciembre de 2010

"Vida Sin Luz" Capítulo 16 : Segunda Parte

Me desperté sobresaltada y bañada en sudor. Aún era las doce del mediodía. Decidí darme una ducha para relajarme de tanto estrés. Quise despejarme de tantos problemas y alteraciones. Por más que pensaba quien podría ser, no daba con la solución.
No sé cuánto tiempo estuve debajo del agua. Escuché detrás de la puerta, como Marcos me llamaba. Cerré el grifo y me coloqué la toalla alrededor del cuerpo. Me dejé el pelo al aire para que se me secara al natural. Me peiné y me vestí con unos pantalones vaqueros y una camiseta verde. Cuando salí del baño, observé que la mesa estaba puesta y lista para comer.
-          ¿Y esto?- pregunté sorprendida.
-          Llevas dos horas en la ducha, ya pensaba que te había pasado algo- contestó Marcos mientras se dirigía a mí y me daba un casto beso al terminar.
-          ¿Sí, tanto tiempo? Ni me había enterado. Podrías haberme llamado y hacía yo la comida y puesto la mesa, ya sabes que no puedes hacer esfuerzos- dije preocupada por su salud.
-          ¡No soy un inválido! Como acabas de comprobar, puedo hacer las cosas solo- respondió orgulloso.
-          Aun así, da igual. Estoy aquí para cuidarte, ¿de acuerdo?- le devolví el beso casto de antes.
Nos sonreímos y nos sentamos en la mesa para comer. Hablamos de trivialidades. Hablamos de lo que nos gustaría hacer ese día y del trabajo. Marcos tenía una reunión esa tarde, en la cual no podía faltar. Debe guardar reposo, asique me ofrecí a asistir por él y excusarle. Él seguía preocupado y no sabía por qué. Quise preguntarle.
-          ¿Te sucede algo, cariño?
-          Sí. Estoy preocupado por ti.
-          ¿Por qué?
-          ¿Vas a ir sola al hotel? Ahí fuera sigue estando el de los mensajes, el cual no sabemos quién es. Permíteme que me preocupe.
-          ¿Y con quién voy?
-          No sé. ¿Puedes quedar con Soraya?
-           Ella tendrá algo que hacer. No podrá quedarse el tiempo en el que estoy yo en la reunión.
-          No solo por eso. Me acabo de acordar que necesito terminar unos papeles. Podrías traérmelos y terminarlos yo en casa.
-          ¡Está bien, pero no te aseguro lo de Soraya! ¿eh?
-          ¡Ya veremos!
Seguimos comiendo, pues aún nos quedaba el postre. Al terminar, quité la mesa. Marcos hizo amago de levantarse para ayudarme, pero ni le dejé intentarlo. Él se tumbó en el sofá para ver la televisión, y yo cogí el teléfono para llamar a Soraya.
-          Cariño, ¿estas libre esta tarde?- la saludé alegremente.
-          Hola mi niña. Pues te iba a llamar porque no tengo nada que hacer y estoy aburridísima.
-          ¡Vaya! ¿sí?
-          ¡Sí! Dime qué tienes pensado hacer.
-          Pues me tienes que acompañar a mi trabajo a coger unos papeles y… esperarme, pues tengo una reunión que no puede asistir Marcos.
-          ¿Y eso, se encuentra mal?
-          Ya te contaré. Cuando termine, nos tomamos un café en casa o en una cafetería cerca de aquí, y te cuento detenidamente.
-          Muy bien. ¿A las cinco te parece buena hora?
-          Me parece perfecta. Nos vemos más tarde.
Nos despedimos y fui al salón a contarle a Marcos lo que iba a hacer. Él estaba de acuerdo. Me senté en el sofá, con sus pies en mis rodillas. Vimos un programa en la televisión que no merecía la pena ser visto. Cuando quise darme cuenta, ya era la hora para vestirme y arreglarme. No tardé mucho en acicalarme. Cambié la camiseta verde por una roja de tirantes y encaje. Me calcé unos botines con poco tacón y cogí el bolso. A los pocos minutos, sonó el timbre.
-          Hola mi niña- me dio Soraya dos besos mientras saludaba efusivamente.
-          Hola cielo.
-          Hola Marcos.
-          Hola- contestó él alzando la mano por encima del sofá y sin girarse.
-          ¿Estás ya lista?- preguntó ella.
-          Si, vámonos- la respondí-. Marcos, cielo. Vuelvo enseguida, ¿estarás bien?
-          Si mi niña, no te preocupes. No tardes.
Salimos de casa y fuimos en metro. Decidimos que al volver, cogiéramos un taxi. Yo nada más salir de la reunión, la llamaba y ella avisaba a un taxi para irnos a casa a dejar los papeles.
Llegamos en diez minutos y Soraya se fue a la cafetería, pues tendría que esperar un buen rato. Saludé a la recepcionista que me sustituía y subí por el ascensor. La sala de reuniones estaba en la tercera planta. Me dijo Marcos que los papeles correspondientes ya estaban allí, asique no me hizo falta pasar por su despacho; que estaba en la segunda planta. Entré en la enorme sala, donde estaba una gran mesa ovalada en el centro y un gran ventanal a mi derecha. Las personas que daban la reunión ya estaban esperando. Al verme entrar, se quedaron extrañados. Sonreí y les expliqué el cambio. Estaban convencidos o encantados. Me senté en la silla presidencial y dimos comienzo a la reunión.
*****
(Marcos)
A estas horas ya habrá comenzado la reunión. No tendría que haberla dejado ir a ocupar mi lugar. Estaba inquieto. No podía moverme mucho porque las molestias en el costado, aún permanecían. Estaba muy preocupado por ella y sin saber si estaba bien. ¿Y si no ha llegado a tiempo a la reunión y le ha sucedido algo? No, no quiero ni pensarlo. Decidí mandarle un mensaje. Ojala que pudiera responderlo.
“Hola mi amor. Perdón por molestarte. Estoy inquieto por saber si estás bien. Ya sabes que no puedo vivir sin ti. Te quiero. Marcos”.
Pulsé la tecla enviar. Empecé a darle vueltas al móvil entre mis manos. Me sentía nervioso. A los pocos minutos, que para mí se hicieron eternos, recibí un mensaje.
“Hola cielo. Ya sabes que no puedo andar mucho con el móvil y te estoy contestando a duras penas. Estoy bien, no te preocupes mi niño. Yo tampoco puedo vivir sin ti. La reunión es un poco aburrida, ¿cómo aguantas estas cosas? Je, je. Te quiero. Michelle”.
Me quedé más tranquilo y opté por hacer unas últimas llamadas para las vacaciones de semana santa. Me llevó bastante tiempo para resolver todo. Se me pasó rápido el tiempo.
*****
Terminé por fin la reunión. Era demasiado aburrida. Le pegué un toque a Soraya para que fuese llamando al taxi en lo que me dirigía al despacho de Marcos. Llegué y cerré la puerta tras de mí. Me comentó que los papeles estaban en un cajón de su escritorio. Había mirado dos de los cuatro cajones que tenía aquella mesa, cuando recibí un mensaje en el móvil. Moví la cabeza mientras sonreía, pues creía que era Marcos de nuevo con su preocupación. Cogí el móvil y abrí el mensaje que acababa de recibir.
“Ni se te ocurra moverte del despacho. Al fin te tengo para mí, putita”.
Guardé el móvil rápidamente y seguí buscando en los cajones con los nervios a flor de piel. De repente, se escucharon fuertes golpes en la puerta; aporreándola sin cuidado, con fuerza y ganas de querer tirarla abajo. Cada vez, los golpes eran más fuertes y más seguidos. Me puse cada vez más nerviosa por la situación y porque no encontraba los malditos papeles. Cuando ya tenía los papeles en la mano, se escuchó un gran estruendo, proveniente de la puerta del despacho. Un hombre encapuchado se posicionó para abalanzarse sobre mí en cualquier momento, agazapado. Doblé de cualquier manera los papeles para guardarlos en el bolso y lo cerré rápidamente. Sigilosamente, se acercaba a mí con paso lento y las manos en alto, andando con cuidado. Era un hombre fuerte, musculoso. Solo le veía los ojos de un color marrón chocolate. Sin duda, no sabía quién podría ser el causante de tanto alboroto. Me moví en varias direcciones, intentando despistarle por cual lado me iría. Decidí irme por la derecha, pero él fue más rápido y me abrazó por detrás, agarrándome de los pelos. Yo chillé fuerte. Me movía sin cesar para intentar soltarme, pero tenía más fuerza que yo. Arrastrándome, con los pelos aun apretándome con su mano, se dirigió hacia la puerta y la cerró sin hacer ruido. Me soltó, empujándome hacia delante. Me tropecé con una mesa de cristal y caí en un sofá de cuero marrón que se situaba a la derecha del despacho. El chico se acercaba de nuevo a mí, pero se me había ocurrido una idea mientras tanto. Cuando estuvo lo más cerca posible de mí, le propiné una patada en su entrepierna. Él se encogió, y con el dolor que sufría, pues en su cara u ojos se reflejaba, se tumbó en el sofá en posición fetal. Corrí hacía la puerta, pero con los nervios, no conseguía abrirla. Me temí lo peor.

3 comentarios:

  1. diooos dioooos k no la pasee nada porfavor....
    espero k consiga escapar :S :S
    pero como me lo dejas asi???
    os kiero wapas

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  2. :O
    a ke se la carga veras...xDD
    na me mola el cap espero el siguiente pronto ke me teneis intrigaba un besito!^^

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  3. jajaj genial mi niñaaa ya asbes que ya tengo el mio escrito jjeje asique te puedes poner cuado quieras a escribir el 18 xDDDD que rapido vamos no? cone sto de que son vacaciones... xD ajjajaja na que me encanta como lo has dejado jeje sigue asi tQQ!

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