Bajaba las escaleras mecánicas y como ayer el tren estaba a punto de irse, a punto de cerrar sus puertas. Y por fin entré, divisé a la misma gente y observe si al menos tendría algún sitio.
Si, había uno, me hice paso entre la gente para poder sentarme y estirar mis pies. Pero cuando fui a sentarme, vi que la persona que estaba sentada al lado me sonaba, su cara la había visto antes y en ese momento aquel chico me sonreía y me miraba con cara de conocerme. Me senté intentando recordar donde le había visto antes.
¡Claro! Era el mismo chico que me cedió el asiento ayer en este tren. Le miré, la verdad que era realmente guapo. En ese instante él también giró la cabeza para mirarme y vió que le observaba. “Mierda, se ha dado cuenta que le miraba”- pensé y giré la cabeza deprisa.
- Buenos días de nuevo guapa- me dijo aquel chico con una sonrisa picara y una mirada que comía.
“Uf, lo que me faltaba, otro baboso Michelle”- pensó mi conciencia mientras ponía los ojos en blanco. Solo pude contestar un “Hola” rotundo sin mirarle a la cara.
Durante todo el trayecto de reojo pude ver como aquel misterioso chico me miraba cada dos por tres y hacía sentirme incomoda. “Si lo sé no me siento”- pensé.
Llegó la parada donde tenía que bajarme. Me levanté a esperar que el tren se parara, pero él me vio y antes de que saliera por las puertas se despidió de mi.
- Adiós, preciosa hasta mañana- me dijo con la misma sonrisa.
Qué asco, por dios… no le conteste, simplemente le saqué el dedo y salí del tren.
¿Cómo podían ser así todos los tíos? Solo le faltaba un babero… Ya pasaba de todos, no esperaba encontrar a nadie que me correspondiera. Solo podía confiar en mi amiga Soraya.
Soraya era una chica alta, rubia, de pelo lacio, algo mas rellenita que yo pero guapísima. Ojos grises, combinados con verde. Sus ojos me encantaban. Tenía mi misma edad y siempre iba monísima. Trabajaba como dependienta en Sfera y siempre que podía pasaba a visitarla a su casa o al trabajo. Era la única persona que aun tenía. Mis demás amigas las había perdido por culpa de querer tanto a un tío… Y luego para nada… Soraya era mi mejor amiga, la que estaba en los buenos y en los malos momentos. En esos momentos la necesitaba, asi que decidí que cuando llegase al trabajo la llamaría para quedar con ella por la tarde. Ella tenía novio, pero le iba mucho mejor que yo, llevaba desde los 18 años con él y era un chico majísimo, atento, cariñoso y jamás la haría daño. Sentía cierta envidia y; aunque me alegraba de que le fuera bien, no entendía por qué yo no tenía la misma suerte…
Soraya
Pensando en todo esto llegué al hotel, me fui directa al baño y me cambié. El uniforme y los zapatos. Metí los vaqueros en la bolsa para guardarla en la taquilla. Hoy tenía turno hasta las cuatro, una hora mas que ayer, aunque no sabía si lo aguantaría.
La mañana se me hizo eterna, más larga incluso que la de ayer esperando al desgraciado de Joseph. A veces desatendía de mi obligación, me quedaba pensando en las nubes, melancólica, como llevaba todo el maldito día. Hubo una vez que estaba tan… en mi mundo, que no escuché que un matrimonio me reclamaba para darle las llaves de su habitación. Se enfadaron mucho y dijeron que como podía tener este gran hotel una recepción así, tan desatendida.
Tan cabreados se pusieron que me pidieron que llamara al jefe. “Lo que me faltaba”- pensé. Mi jefe se llamaba Marcos, era un hombre de unos treinta años largos, no muy mayor, moreno con los ojos marrones oscuros. Siempre iba con una buena imagen. Era una persona muy amable, atenta, cordial… En fin, nadie diría que era mi jefe. A veces se portaba muy bien conmigo, pero cuando se trataba de cuestión de clientes, me esperaba una buena. “El cliente siempre lleva la razón”- me repetía Marcos una y otra vez. Nos dejaba que le llamáramos por su nombre no como otros jefes firmes y antipáticos. Él era una grandísima persona.
En esto que, llegó Marcos pues le llame a su despacho. Venía un poco cabreado, pero con una sonrisa a los clientes.
- Buenos días señores. Soy Marcos, el jefe de este hotel. ¿Qué ha pasado aquí?- preguntó Marcos mirándome de reojo con cara de enfado.
- Hola señor. Pues mire, que aquí la recepcionista estaba en las nubes y no nos hacía caso, hemos estado como diez minutos llamándola para que nos entregara las llaves de nuestra habitación. Y eso es intolerable, para eso que no venga a trabajar.
“Pero, ¡será exagerada! Maldita vieja…”- pensé para mis adentros.
Yo seguía con mi cara melancólica, que Marcos me notó en cuanto me vio. Con la cabeza agachada y pensando en mis cosas.
- Mm… entiendo… Ahora mismo hablo yo con la señorita. Pero yo mismo os atenderé. Esto no volverá a pasar, esten tranquilos.
- Eso espero, porque si no no vuelvo a pisar este hotel.
Pero la señora parece que le cayó muy bien el jefe, y como Marcos siempre trataba tan amable a los clientes, aquel matrimonio dejó pasar mi error.
Marcos los atendió, les dio las llaves de la habitación y se despidió de ellos cordialmente.
Enseguida que se fueron, vino a hablar conmigo y agaché de nuevo la cabeza porque sabía que me esperaba una buena.
- Michelle, ¿me puedes explicar qué te pasa para que esos señores se hayan cabreado tanto? Ya veo yo también que estas en las nubes… Así no se puede venir a trabajar. Los problemas personales se dejan fuera de esa puerta- dijo Marcos algo enfadado y señalando la entrada del hotel.
- Lo sé señor, disculpé, pero es que… hoy no es un buen día para mi…
- Mírame Michelle- dijo con un tono amable ahora y levantándome la barbilla para que pudiera mirarlo.
En esos momentos, no sé por qué, una lágrima recorría mi mejilla.
- Ey, ¿Pero que ha pasado pequeña?- decía secándome las lágrimas.
- Nada señor no se preocupe, son tonterías…
- No me llames señor Michelle, sabes que puedes contármelo, a parte de tu jefe soy tu amigo.
- Lo sé…, le prometo que este malentendido no volverá a pasar…- decía agachando la cabeza de nuevo.
- Creo que lo mejor será que te tomes unos días, no puedes seguir así en este estado. No te preocupes, descansa, y cuando te sientas mejor me llamas para reincorporarte.
- Pero señor yo… no…
- Shh, no hay más que hablar, no te echo simplemente te doy unos días de vacaciones, aunque creo que te voy a poner limite, ahora hay mucha gente… Te doy cuatro días… Recogé tus cosas y mejorate. Sea lo que sea, no te preocupes, sigue adelante…- me decía poniéndome una mano en el hombro.
- Está bien señor, no sé como agradecérselo…
- No te preocupes, para eso estamos. Yo me voy, adiós Michelle.
- Adiós Marcos.
Verdaderamente increíble, ¿verdad? Marcos era un gran amigo y siempre tan amable y considerado… Pues asi fue, recogí mis cosas, me cambié y me fui a casa, a eso de la una de la tarde.
uy k majo el jefe...:) jajaja
ResponderEliminarun buen capitulo seguid asi eh!!
besitos!^^
Ai q intriga, tengo un presentimiento. Pronto el 4.
ResponderEliminarq capitulazo m encantooo, si señorita Cris, m encantooo Marcos aunq lo hubierais descritoo tan malamenteee, jejeje xDD m encanta el siguientee prontooo Beaaa xDD
ResponderEliminaralaaaa me encanta!!!
ResponderEliminardios k bueno es marcos jejeje
segir asi wapisima^^
jajajajaja sabeis ke¿? os kero mucho y todo eso, ya lo sabeis, pero... me pedis mucho, me exigís mucho, con tanto capítulo, jajajajaa!!! es broma!!! si ke m exigis pero m encanta, pork asi se ke os gusta lo k escribo y lo k escribimos cris y yo!!!!xD tranquilos que en cuanto tenga tiempo, escribire el siguiente!!!! asik no seais impacientes!!!!xD
ResponderEliminara ti cirsti....xD(espero no te importe k te llame asi (: )me ha encantado el capitulo, pero bueno, aunk no m hayas consultado ke tal ha kedado el capitulo... te ha kedado genial!!!xD asique.... as incorporado dos nuevas personas.... interesante!!! ^_^ ya se m estan okurriendo algunas cosillas para el siguiente capi!!!! besos wapisimas y wapisimos!!!
aiss =( sorry Bea pero bueno espero k se te ocurran cosejas y si no preguntame y nos inentamos csas xD
ResponderEliminarque bien escribis me encanta,besos a las dos..
ResponderEliminarQue maaaajo... Que pena de sus trinta años largos.. x) hahaha abra roce entre Michelle y Marcos?? ^^
ResponderEliminarMomobesos de peluche ♥.